Nuevos hallazgos revelan cambios moleculares en el cerebro al presenciar traumas, abriendo camino a tratamientos personalizados para el TEPT

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) ha sido ampliamente estudiado en individuos que han experimentado traumas directamente. Sin embargo, recientes investigaciones han descubierto que el traumas indirectos, es decir, presenciar eventos traumáticos sin ser víctima directa, puede provocar cambios únicos en el cerebro.

Cambios en la respuesta del cerebro por traumas directos e indirectos

Un estudio reciente de Virginia Tech, publicado en PLOS ONE, ha identificado diferencias moleculares en cómo el cerebro procesa el trauma experimentado directamente en comparación con el trauma presenciado.

cambios en el cerebro por traumas indirectos - estudio

Los investigadores analizaron cambios en proteínas en tres regiones clave del cerebro relacionadas con la memoria del miedo: la amígdala, la corteza cingulada anterior y la corteza retrosplenial. Descubrieron que el trauma indirecto desencadena patrones únicos de degradación de proteínas en estas áreas, distintos de los observados en el trauma directo.

Implicaciones para el tratamiento del TEPT

Actualmente, el TEPT se trata comúnmente con una combinación de terapia y medicación, sin diferenciar entre el origen del trauma. Sin embargo, estos nuevos descubrimientos sugieren que el trauma indirecto y el trauma directo generan respuestas biológicas diferentes, lo que podría implicar la necesidad de estrategias de tratamiento diferenciadas que aborden vías cerebrales específicas.

Leer:  Se descubre que la reducción del sueño de ondas lentas y REM podría acelerar la atrofia cerebral relacionada con el Alzheimer

El profesor asociado de neurobiología Timothy Jarome, investigador principal del proyecto, destaca la importancia de desarrollar tratamientos que consideren estas diferencias biológicas.

Diferencias de género en la respuesta al trauma indirecto

El estudio también reveló diferencias significativas entre hombres y mujeres en la forma en que el cerebro procesa los recuerdos de miedo adquiridos indirectamente. Estas diferencias podrían explicar por qué las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de desarrollar TEPT. Comprender estas variaciones puede conducir a tratamientos más personalizados que consideren factores específicos de género.

La investigación sobre el trauma indirecto y sus efectos en el cerebro es crucial para mejorar nuestra comprensión del TEPT y desarrollar tratamientos más efectivos. Al reconocer las diferencias moleculares y de género en la respuesta al trauma, los profesionales de la salud pueden diseñar intervenciones más precisas y adaptadas a las necesidades individuales de los pacientes.

Más información en ScienceDaily

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *